jueves, 15 de octubre de 2009

Ese Deusto de mis entretelas

Cuando salí de la Uni me encontré el otro día con un amigo al que no veía desde hacía años. Un amigo de viejas correrías por el Deusto de nuestro años jóvenes. Teníamos tiempo y nos fuimos a la Casa Vasca a tomar un par de potes. Como suele ser normal en estos casos la conversación rápidamente se deslizó hacia el recuerdo. Casi sin querer nos salió la tonadilla que se inventó para Bilbao pero que sirve lo mismo para Deusto. ¡Deusto, cuánto has cambiau!

−¿Te acuerdas, me decía, de aquel verano de comienzo de los 70 que dimos clase durante un par de meses a un montón de chavales en las aulas que nos prestaron los pasionistas?

−Por supuesto, que me acuerdo, respondí, añadiendo

−y recuerda también que junto con el resto de la cuadrilla nos fundimos los ingresos en un par de visitas al Txakoli de Iñaki, allí en Basabe, que es, por cierto, donde vivo yo ahora en una imponente urbanización con doscientas viviendas, ochocientos vecinos, un bar y un par de ingenierías.

La constatación de una transformación de tal envergadura me llevó a hacer un viaje a vuela pluma entre el Deusto que conocí en mi juventud y el actual.

Yo realmente me crié en el Muelle de Evaristo Churruca a 100 metros de donde hoy se ubica el Guggeheim, a caballo entre la Salinera y la Compañía de Maderas. Desde luego el paisaje no podía ser más entretenido para un niño: Barcos de Cabotaje, Locomotoras, vagones, camiones, grúas, ruidos, gritos. Pilas inmensas de mercancías amontonadas en muelles de carga y descarga. Montones de personas cargando sobre sus espaldas, apenas cubiertas con un tejido arpillera, sacos de todo tipo y condición: azufre, cemento, plátanos o carbón. Asociados a todo el bullicio un buen número de mendigos y mujeres trataban de hacerse con sobras y migajas. No era raro encontrar solo un poco más allá una especie de mercado secundario donde se revendía sobre todo el carbón así obtenido.

Pero con trece años fuimos desahuciados por la Junta de Obras del Puerto y mi familia buscó y encontró una nueva ubicación en Deusto, en la Calle Juan de la Cruz, hoy Blas de Otero. Por cierto, Blas de Otero, el poeta, visitaba con bastante asiduidad en los cincuenta a una chica que vivía en el cuarto piso de mi casa del Muelle.

Dejando La Ribera, Ibarrekolanda y San Ignacio de lado (que me perdonen sus fans) el cogollo de Deusto estaba en los alrededores de la Plaza de San Pedro Aquel Deusto con el que me encontré estaba en pleno proceso de urbanización.

En el Bilbao de la época Deusto era una de las zonas de expansión predilectas para familias jóvenes o parejas de recién casados, de lo que pudiera llamarse clase media-baja y media-media con aspiraciones y esta tendencia marcaba la propia conurbación del Barrio. No es de extrañar que en los setenta y ochenta Deusto estuviera bien nutrido de niños y niñas que hicieron su infancia y adolescencia en unas calles cada vez menos comprensivas de sus juegos y andanzas.

La pubertad de aquellos jóvenes, entre los que me encontraba, se desarrollaba en medio de muy escasos recursos sociales y municipales. La Cervecera constituía uno de los grandes centros, bien es verdad que durante principalmente los meses de verano. Sus mesas, sillas y carpas eran punto de reunión habitual. También los bares y cafeterías, que siempre han abundado en el Barrio, tenían ese carácter de cuasi clubes sociales. En mi caso el Disney, en medio de la Avenida de Madariaga, cumplía con esa función.

El cine Deusto en Rafaela Ibarra, mucho antes que el Canciller en la Avenida del Ejército, hoy Avenida del Lehendakari Agirre, cumplía un papel esencial en el divertimento de la chavalería. Sus sesiones dobles en sábado y domingo proyectando rerrerreestrenos eran un campo abonado al intercambio de cromos, tebeos de todas clases e iturris, en cuyo reverso se incluían fotos de ciclistas tras cristales sujetos con masilla. Las carreras de iturris utilizando baldosas de las aceras, junto con aquellos rectángulos marcados también en las aceras para que las chicas jugaran a la goma tenían también un hueco importante en el disfrute y competiciones entre clanes.

Una de las consecuencias de tanta chavalería fue la progresiva implantación de Colegios, tanto de chicas como de chicos, completando o complementando al tradicional de La Salle, un poco detrás de San Felicísimo. Este hecho se aceleró a finales de los setenta y comienzo de los ochenta, años en los que salió a la luz la Ikastola que, había estado durante muchos años en los sótanos de San Felicísimo que, asimismo dio a luz la nueva, suntuosa y modernista iglesia, dotada de un Órgano espectacular, parte de cuyos sonidos se perdían o maleaban por la muy mala condición sonora del templo, circunstancia que muchos años después se fue resolviendo poco a poco a base de ir introduciendo en bastantes zonas madera.

La gente joven podíamos recurrir a dos clubs ligados a las respectivas parroquias de San Felicísimo y San Pedro, con las lógicas connotaciones y restricciones propias de su condición y época. Deusto en aquella época se convirtió en fábrica que bombeaba universitarios a Económicas en Sarriko, Ingenieros, junto a San Mamés y las nuevas facultades que empezaban a surgir en la también juvenil Universidad Pública, primero de Bilbao y más tarde como Campus de Bizkaia de la UPV-EHU. La Universidad de Deusto era más elitista por temáticas y precios.

La mentalidad de los padres de toda aquella juventud estaba muy condicionada por las dificultades que habían vivido en la Guerra y Postguerra, por o que su anhelo básico consistía en que los hijos les superaran en todo lo posible. El sacrificio y una creciente estabilidad económica lo permitían. La dictadura franquista en su tramo final dejaba mucha huella pero muchos jóvenes, menos mediatizados que sus padres por la opresión, empezaron a sacar la cabeza de la alforja y hacer pinitos, por supuesto con mucho retraso y mucha menor contundencia de lo que fue el 68 parisino.

Arangoiti empezó a perder su carácter eminentemente rural y a recoger elementos de la última oleada de emigración española del Siglo XX. Era una zona mucho más barata y como suele ocurrir en estos casos se hicieron multitud de casas antes de racionalizar el espacio urbano disponible.

Apenas existían Salas de Fiestas, el Holiday, era un clásico de la época. De todas formas, las arraigadas costumbres de la época marcaban pautas muy estrictas respecto a la hora de llegar a casa. Pasarse de las 11 de la noche era sinónimo de, como mínimo broca sonora con efectos colaterales. Únicamente en Fiestas o Nochevieja se relajaban algo las directrices. En esos momentos unos de los atractivos de las veladas eran las peleas entre cuadrillas de Arangoiti y del centro de Deusto, invasores o invadidos según fuera en la película.

El final violento del franquismo y la llegada de la democracia tuvo en Deusto algunas de las batallas callejeras más representativas, con la Estación del Tren de Deusto como base de suministro de material ofensivo y defensivo, piedras a punta de pala. Todavía recuerdo los paseos de los grises, dotados de llamativos pañuelos rojos o amarillos en el cuello, patrullando en furgonetas erizadas de bocachas enfiladas hacia todas las direcciones, incluidos los balcones de las casas. La respuesta habitual eran carreras, persianas a medio bajar, portales cerrados con llave e imprecaciones rotundas.

En medio o en los aledaños de algunas barriadas todavía era posible ver alguna casa antigua o algunas huertas perdidas, éstas últimas no siempre legales. El Tigre regía orgulloso Zorrozaurre y presidía con displicencia las numerosas botaduras de barcos construidos en Euskalduna, en su última época resignados a ser Astilleros Españoles. Aquellas frecuentes botaduras atraían a mucha gente, yo realmente me he perdido pocas, y como había que hacerlas con la marea alta, no eran infrecuentes los salpicones, que añadían un plus de atractividad al evento.

En los ochenta empiezan a caer los últimos baluartes de mi Deusto juvenil, principalmente representado por la desaparición del Txakoli de Iñaki en las huertas de Basabe. Luego, aparecen los túneles que comunican con la carretera de Enekuri y llega el metro que desplaza casi totalmente a los buses que, salvo honrosas excepciones van poco nutridos de pasaje.

El Puente de Euskalduna primero y más tarde la Pasarela de Arrupe complementan con creces a ese cordón umbilical de toda la vida que ha sido el Puente de Deusto, y que ha visto reducido de manera muy considerable el volumen de viandantes, entre los que destacan los estudiantes de la Universidad de Deusto, cuya academia se ha abierto y diversificado a otros mundos como las ingenierías, los idiomas como gancho para el intercambio estudiantil o los programas para mayores, sobre todo centrados en la cultura y el humanismo.

Ya en esta última época a partir de 2000 la taxonomía de las personas experimenta una diversificación muy notable de la mano de una inmigración que supone entre un 6 y un 8% de la población, y en la que la etnia más numerosa está representada por latinoamericanos, principalmente provenientes de Ecuador y que residen mayoritariamente en Arangoiti, aunque cada vez se encuentran más distribuidos por el barrio sobre todo en régimen de alquiler. Pero la presencia de este fenómeno no se hace sentir únicamente en las calles sino que inicia su presencia en pequeños comercios, empezando a copar fruterías y tiendas de alimentación, comercios de no demasiado valor añadido. La comunidad china tiene asimismo una presencia muy destacable no solo en los típicos restaurantes sino en multitud de bazares donde se vende prácticamente de todo, no importa el día o el momento.

La gente joven, deustoarra de toda la vida, y en condiciones de generar familia, tienen cada vez más difícil el asentamiento en su Barrio. La creciente temporalidad de los empleos unido a los precios prohibitivos de los pisos y a la carencia de suelo urbanizable están llevando a un progresivo envejecimiento de la población originaria, que junto con la presencia creciente de la inmigración va a ir llevando a un Barrio más abierto y variado, probablemente más cosmopolita y con un paisanaje menos esencialista. Es verdad que hay una serie de rincones en torno a Rafaela de Ibarra y Blas de Otero de una parte, y Ramón y Cajal y Luzarra de otra, que todavía guardan ese sabor de tasca y poteo, aun cuando continente, contenidos y frecuencia de la consumición hayan evolucionado bastante en cuantía y calidad.

Pero por encima de todos estos comentarios debo reconocer que desde hace ya bastantes años, mi comprensión de Deusto va perdiendo intensidad y ritmo. El hecho de hacerme definitivamente adulto implica que mis prioridades dejan de estar en la calle para ganar teóricamente en fuste. La cuadrilla va dejando paso a la pareja y de ahí de manera encadenada, trabajo, matrimonio, familia, hijos, en fin lo de siempre. Para mí Deusto se va convirtiendo cada vez más en una zona dormitorio y de apresurados paseos y compras. Se me va desdibujando el paisaje y el paisanaje. Carpe diem que diría algún ilustrado.

Pero como casi todo, esa etapa también se ha agotado. En la medida de que ahora dispongo de mucho más tiempo para la observación y el aprendizaje, estoy en condiciones y dispuesto a mirar y ver, mi yo interior y su mundo, y mi yo externo y el suyo. Deusto no deja de ser la primera y más próxima referencia exterior, así que me propongo y prometo ir trocando imprecisión genérica por la visión en profundidad y en detalle, individuos y multitudes en circulación por caras y expresiones palpitantes.

miércoles, 14 de octubre de 2009

De caminos y paseos

El hábito, lo habitual, el todos los días constituye uno de los velos más eficaces para difuminar contornos, emborronar detalles; percibir formas y personas como objetos sin rostro, más o menos móviles que se cruzan en nuestro camino, en una palabra nuestro entorno, por familiar, se torna opaco, sumergiéndose en la confianza de lo genéricamente conocido.

Centrándome en mi propio Barrio, Deusto, soy inconsciente de que me muevo casi siempre por el mismo recorrido del que, en el fondo ignoro casi todo. Mi camino habitual es la Avenida de Madariaga en trayectos de ida y vuelta si me desplazo a Bilbao. Los fines de semana completo el circuito con Blas de Otero, por aquello del Supermercado sabatino y con Zorrozaure los domingos por aquello del colesterol.

Y punto pelota. El recorrido o es de paso o se va a tiro fijo. El entorno resulta superfluo, casi ni se ve. Sin embargo, Deusto es uno y variado, con toda una serie de barrios encajonados entre el Monte Banderas y el Canal de Deusto. Es una zona cosmopolita, variopinta, con un equilibrio bastante ajustado en lo que se refiere a la pirámide de edad.

¿Qué hay detrás del manto uniformizador? Pues principalmente apresuramiento e ignorancia. La prisa nos lleva a percibir sin ver y la ignorancia a menospreciar el detalle de lo más pequeño y próximo Es importantísimo reivindicar el paseo sin destino prefabricado, dejándose sorprender por el descubrimiento de una nueva calle, de comercios con rostro, de miradas con brillo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Retomando el Curso

El lunes retomé el Curso, 2º de Graduado Universitario en Cultura y Solidaridad, que imparte el Instituto estudio de Ocio de la Universidad de Deusto.Qué diferencia respecto de las sensaciones de hace un año por estas fechas.
En aquel momento, todo era nuevo, con interrogantes de todo tipo. ¿Me irá este tipo de programas?¿seré capaz de adaptarme a su dinámica?¿haré migas (buenas o malas) con mis compañeros de clase?
Hoy todo es diferente: Las aulas me resultan como de la familia, las asignaturas tienen el plus de atractividad que otorga la experiencia del año pasado; el profesorado parece más próximo y los compañeros han adquirido el rango y rasgo de amigos.
El primer contacto con las asignaturas está resultando muy interesante, permitiendo albergar fundadas esperanzas de crecimiento en reflexión, conocimientos y experiencias compartidas.
Amén

martes, 16 de junio de 2009

Desfallecimiento, impotencia y, sin embargo, esperanza


Ayer nuevamente ocurrió lo que ya había ocurrido seis días antes, y hece tres meses y hace seis meses y, hace, algo más tiempo, casi dos años. El ritual se repite y despliega su horror por la víctima directa y por su entorno más próximo, solo que cada vez con mayor frecuencia.


Las ideas y las palabras resultan inconsistentes, dramáticamente banales ante la tozuda realidad de una problemática enquistada que, apenas deja resquicios a la luz. La primera sensación, el primer golpe es de desfallecimiento: Otra vez, una vez más, ..., respiración muy honda, angustiada; lasitud, niebla en mi mente, cansancio, ...


Luego viene una impotencia pesada que se mueve entre la caricia y la exigencia; entre la comprensión y la tutela carcelaria. Buscando un signo de luz que no aparece. Impotencia, vacío, negrura.


Un sollozo, unas lágrimas que se me escapan, incontenibles, aunque cortas, parecen abrirse paso a duras penas por alguna grieta de su dura coraza. Se estremece, y empieza a salir de ese éxtasis destructivo que la envuelve. Poco a poco vuelve a ser ella y termina siéndolo más que nunca cuando desde una cercanía estrecha y caliente me inunda y me colma y me calma.


Vuelvo a creer, vuelvo a esperar esperanzado. Cambio trono y pesar y angustia y dolor por una caricia, por un gesto, por la vida. Mi corazón se esponja, mi cabeza se libera, todo mi ser cobra nuevos bríos y se desborda en una gran emoción y una nueva mayor claridad ilusionada.


No quiero engañar ni engañarme, el camino es tortuoso, duro y difícil, con frecuentes socavones, pero también con mojones que alientan el progreso y el avance. Qué importan los moratones si la ternura me arrastra y me lleva.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Más allá de la decepción y el cabreo por la salida de Ibarretxe y la llegada de López

Me confieso nacionalista convencido desde la emoción, la honestidad intelectual y con suficiente dosis de razones objetivas y subjetivas. Tengo que decir igualmente que soy fundamentalista de muy pocas cosas y, desde luego, no soy fundamentalista en términos ideológicos. Creo además profundamente en la negociación, el debate y el entendimiento dejando pelos a puñados en la gatera.

Mi hija me ha dicho más de una vez que tengo un carácter flemático, caracterizado por un cierto culto a la lógica y a la racionalidad. Seguro que tiene razón, aunque a mí me parece que esa posible racionalidad se sustenta en profundas raíces emocionales que, tal vez, no exteriorizo demasiado.

¿Y qué tiene que ver este prólogo con la idea que contiene el título de esta pequeña reflexión? Yendo por partes y aplicando razones, desde mi perspectiva (y la de mucha gente) objetivas constato lo siguiente:
  • La razón de Estado se ha impuesto por fin. Coincido con el Lehendakari Ibarretxe que se ha utilizado la legislación y su interpretación jurídica como mecanismos de poder e intereses de uniformización estatalista: La Ley de Partidos fue preparando el terreno para la deslegitimación del nacionalismo acusándole de ser poco menos que connivente (o por lo menos tibio) con la violencia.
  • Se ha gestionado la presencia institucional de la Izquierda Abertzale connivente con ETA como un instrumento adaptable a las oportunidades e intereses de razón de Estado: Se dio paso a EHAK cuando, tras el desprecio a la propuesta estatutaria aprobada por mayoría absoluta en el Parlamento Vasco, se abría una expectativa de posible mayoría absoluta del tripartito. Es decir, la presencia de EHAK impedía la denominada mayoría absoluta constitucionalista pero también la nacionalista institucional reforzada por Ezker Batua.
  • Se toleró una semipresencia de ANV más o menos en la mitad de los Ayuntamientos y JJ GG. Al principio no se entendía por qué en un pueblo sí y en el contiguo no. Más tarde se supo que formaba parte del último intento por llevar a buen puerto el proceso de negociación del gobierno socialista-PSE con ETA.
  • Frustrado el proceso por la desdichada, estúpida y terrible vuelta de ETA a las andadas y con el soporte electoral que consiguió el PSE en Euskadi en las elecciones generales de 2008, se hizo rápidamente la cuenta de que un Parlamento sin la presencia de la Izquierda Abertzale oficialista podía dar la mayoría absoluta al constitucionalismo.
  • Dicho y hecho, bien es verdad que con un mal resultado para las expectativas que tenía el Partido Socialista y el éxito insospechado del PNV con un Ibarretxe carismático como cabeza visible, más allá de los dimes y diretes internos. No obstante, la tentación y el interés legítimo por obtener el poder, casi a cualquier precio, eran muy grandes.
  • A ello se añadía la nula afinidad del Partido Socialista con Ibarretxe y la desconfianza acumulada entre las dos fuerzas tras muchos años de desencuentro. En esta circunstancias no tenía ninguna opción la la alianza más deseada a nivel popular, es decir, la de PNV-PSE.
  • El Partido Popular, con unos resultados muy mediocres, tenía la llave del otorgamiento del poder y rápidamente genera una dinámica de marketing postelectoral abiertamente triunfalista, con un tipo de mensajes y contenido de carácter frentista, apuntando a elementos muy sensibles para buena parte de la población vasca: eitb, el euskara, la ertzantza, etc., con una abierta e injusta deslegitimación democrática del nacionalismo gobernante. Mientras el PSE y Patxi López callaban. A este respecto, al menos en este momento no acierto a comprender la aparente sumisión del PSE al PP, constatada en el documento suscritopor ambas partes para garantizar la llegada de Patxi López a la Lehendakaritza. El PP no podía hacer otra cosa que votar a favor de Patxi. Ya lo habían hecho en la anterior legislatura. Desde el españolismo nunca se hubiera entendido una salida por la tangente de Basagoiti.
  • Al Partido Nacionalista le está costando mucho digerir algo que desde sus filas se entiende como una injusticia. Es evidente que como fuerza institucional vocacional trocar poder por oposición es muy duro. Sin embargo, descansar buena parte del mensaje en "nos han hecho trampa" es además de frustrante poco práctico. Es verdad que en los primeros tiempos un cierto baño de justa indignación actúa como sedante. Persistir en la queja como argumento más sonoro puede llevar a un cierto ensimismamiento poco productivo.

Ibarretxe, hombre dotado de una austeridad y honestidad poco habitual en el mundo de la política (y de cualquier mundo en general), ha completado un ciclo de 10 años, en los que al País le ha ido muy bien en términos de progreso y bienestar, acuciado a última hora por una crisis económica universal que, sin perjuicio de tantas tragedias personales como personas directa o indirectamente afectadas por la crisis, marca las diferencias entre Euskadi y España. Entre un tipo de políticas, en general bien orientadas y ejecutadas, y otras mucho más especulativas. Cuando escucho a Rajoy (que, en general me parece un tipo sensato para lo que se cuece en entorno político) y al PP acusar a Zapatero de política de avestruz, dilapidador etc. no puedo menos que las bases de la política especulativa española se pusieron con Aznar. De hecho, algunas de las Comunidades Autónomas gestionadas por el PP y afines están entre las más cebadas en la política especulativa de suelo y construcción.

Una de las características y de los defectos de Zapatero consiste en que se mueve principalmente en la coyuntura, por tanto, en la oportunidad u oportunismo político. No hace políticas a medio y largo plazo. A nadie ha cogido por sorpresa la específica crisis española del ladrillo, pero Zapatero ni quiso por comprometido, ni quizás pudo por complejo abordar con solvencia el problema. Las única cuestión que planteó con una cierta perspectiva fue la negociación con ETA y se encontró con un PP que no le dio ni agua.

Volviendo al Partido Nacionalista Vasco creo que sería bueno ir más allá de la posible trampa españolista. En primer lugar no deja de ser una trampa consentida en la medida que se acepta participar en el entramado institucional con todas las consecuencias, y habida cuenta que la Izquierda Abertzale y ETA o ETA y la Izquierda Abertzale oficialista también han puesto mucho de su parte para que ésta última esté ausente del mundo institucional. A este respecto concuerdo en gran medida con las ideas que expone Txema Montero.

Desde mi modesta opinión el PNV se enfrenta a una coyuntura bastante complicada. Se ha perdido el gobierno y eso escuece después de tantos años liderando el País. Ejercer la oposición implica un cambio sustancial en la dinámica del Grupo parlamentario que tiene que pasar de una posición defensiva, en apoyo del gobierno, a una de mucho mayor dinamismo, iniciativas y creatividad.

Pero no creo que ese sea el principal problema. El partido Nacionalista tiene ante sí las dificultades que plantea la bicefalia. La bicefalia puede ser muy útil pero es muy difícil. Normalmente la persona que ostenta el poder y lo mantiene durante un período largo de tiempo adquiere unos rasgos de liderazgo, brillo, notoriedad y conocimiento de lo que tiene entre manos que le hacen muy singular. Es muy difícil que el Partido logre ostentar, en el ámbito más ideológico un carisma semejante. Incluso pudieran darse choques relevantes, el más trascendente la salida de Garaikoetxea al frente de EA, sin desdeñar la incomodidad de Imaz en relación con Ibarretxe.

Juanjo Ibarretxe, a lo largo de su mandato ha enarbolado la posición más ideologizada del nacionalismo institucional, algo que desde la perspectiva del Partido Nacionalista correspondería más al EBB, sobre todo teniendo en cuenta la enorme pluralidad del País. El carácter carismático de Ibarretxe, su honestidad y compromiso, pero también su brillo han aglutinado a la inmensa mayoría del universo nacionalista institucional pero le han alejado del universo más españolista, al menos de su clase política. Las desconfianzas tienen sus antecedentes en la última fase de Ardanza, cuando el PP empezó a tocar poder y el PSOE se amilanó bastante, probablemente con no demasiado disgusto. La propuesta de Ardanza en relación con la violencia, una vez que el Pacto de Ajuria Enea quedó bastante agotado, fue desdeñada absolutamente, aun a pesar de que era totalmente coherente con el citado Pacto (recuérdese la tronante salida en el último suspiro del PSE del Gobierno Vasco, de la mano de Redondo Terreros, aun a pesar de la oposición en aquel momento de Rosa Díez).

El Pacto de Lizarra se entendió, con alguna razón desde el PSE y también desde el PP, como radicalización nacionalista y una estrategia de lateralización de las fuerzas no nacionalistas. El intento fue honesto buscando el fin de la violencia merced a una cumulación de fuerzas nacionalistas. La realidad demuestra que estaba viciado de origen. Ni ETA era fiable, ni una acumulación de fuerzas nacionalistas tiene mucha más perspectiva que la coyuntural. Consecuencia, toneladas de desconfianza y posiciones estancas entre las partes.

La clave de los posicionamientos ideológicos de las partes era la legitimidad en el universo nacionalista, el arrinconamiento en la constitucionalista. Con cálculo o sin él ETA juega activamente en esa dinámica. Su ensañamiento con los cargos públicos del PSE y PP agranda el abismo entre nacionalistas y constitucionalistas. Los constitucionalistas, de una parte reprochan al nacionalismo posiciones personales de hecho mucho más cómodas que las sufridas por ellos, así como una insuficiente comprensión de su situación, en consecuencia bunquerizan en buena medida su discurso político.

El desalineamiento entre unos y otros está servido. las partes plantean sus discursos y estrategias desde sus legitimidades específicas. En un caso es el derecho a decidir, en el otro está en que aquí no se mueve nadie mientras ETA no desaparezca. Ambas posiciones son tan legítimas como comprensibles, se compartan o no. Da la sensación de que hay muy pocos intentos de crear puentes entre las partes, porque cualquier intento en ese sentido colisiona con buena parte de las opiniones firmemente ancladas en las partes. En el PNV surgen algunas visiones más abiertas, pero es prácticamente imposible que puedan triunfar a corto plazo, puesto que la hostilidad que se percibe en el otro frente contribuye al cierre de filas.

El PSE cree llegada su hora, tiene muy marcada en su mochila la renuncia a la Lehendakaritza cuando ganaron las elecciones en el 86, se sienten fuertes (por si acaso hacen trampa) y creen llagado el momento de dar una bofetada al nacionalismo gobernante.

¿Podía haber hecho mucho más el PNV para tener elementos de complicidad con el PSE en estos últimos años? Ante una perspectiva de mantenimiento del poder a medio plazo yo creo que la respuesta es sí Probablemente eso hubiera necesitado de un mayor equilibrio entre Lehendakari y Partido a la hora de liderar las cuestiones ideológicas y determinados gestos. Pero liderazgos y carisma son atributos poco planificables.

En los últimos años Ibarretxe y su gobierno desarrollaron una importante aproximación al mundo de las víctimas del terrorismo, pero la desconfianza y la acritud no se disuelven a corto plazo, máxime cuando se revisten de tintes ideológicos profundos.

Me consta que en el proceso Think Gaur este tipo de cuestiones y otras han estado presentes. El Partido Nacionalista debe enfrentarse y tomar posiciones en relación a:

  • ¿Se construye más País, incluso nacionalista, desde una presunta acumulación de fuerzas nacionalistas o desde posiciones más flexibles?
  • ¿Es factible tratar de negociar con los adversarios políticos en base principalmente a legitimidades?
  • Cuando la razón no está suficientemente acompañada de posición dominante, ¿cuál puede ser la estrategia más útil?
  • ¿Se debe ceder en parte para ganar en bastante (pongamos que suficiente)? o ¿es mejor anclarse en las justas reivindicaciones obteniendo más frustarciones que frutos?
  • ¿La sociedad del bienestar (aun a pesar de la crisis) es mayoritariamente movilizable por cuestiones que aparentemente no tiene mucho que ver con su día a día?
  • En la Europa de los Estados (mal que nos pese) es factible en las presentes circunstancias (con ETA gravitando) una equivalencia entre autogobierno e independencia?
  • Una última pregunta de nota: Para avanzar algo, ¿qué sería más interesante o lógico(incluso para el nacionalismo) aceptar algún viso de constitucionalización o persistir en un frente de digno rechazo (aunque se pierdan posiciones)?

En fin soy consciente de que me he extendido demasiado y he divagado bastante, pero hoy me apetecía dejar un tanto desbocado mi propio caballo ideológico. Llegados a este punto mi admiración y mejores deseos a Juanjo y su humildad, más allá de su carisma, en su regreso a la vida privada que, es la de casi todos. También a pesar de mi distancia e intereses ideológicos me gustaría que Patxi acierte más que yerre en su cometido desmarcándose de la presión del PP.

En refuerzo de ambos deseos qué mejor visión que soñar viajando a Júpiter


miércoles, 1 de abril de 2009

Siguiendo a Ana María Abrines

Hoy me he incorporado a tu Blog Ana y lo he hecho desde la ilusión y la convicción de abrir una vía más que saludable al intercambio de ideas, a tu alegría de vivir, a tu sentido del humor, como herramientas vitales y vitalistas de tu propio compromiso de vida.

Amiga compañera de estudios, va por tí

sábado, 7 de marzo de 2009

De Relaciones y Negociación

Las personas somos seres eminentemente sociales que, salvo en las contadas ocasiones en las que la soledad permite sedimentar y madurar sensaciones, experiencias y expectativas, nos pasamos la vida en espacios compartidos en los que desarrollar y posicionar nuestras aspiraciones. Y lo solemos hacer desde posiciones eminentemente competitivas, cuando no beligerantes, apalancados en aquellas facultades que nos facilitan el posicionamiento.

Resulta bastante llamativo que el debate entre opiniones, posiciones, visiones y quereres los hagamos mucho más frecuentemente desde la confrontación que desde el diálogo, aun cuando la cosa democrática rebose por todos nuestros poros. Hasta en las conversaciones más intrascendentes tendemos oir antes que escuchar; cuando el otro aún no ha concluido su intervención estamos muchas veces poniendo a punto la nuestra sin reparar demasiado en nuestro interlocutor, éso, cuando no saltamos directamente a su yugular interrumpiendo su discurso. Cuando el grupo supera las dos personas la jaula de grillos de armonías disonantes es el pan nuestro de cada día.

Ocurre, además, que las sensaciones con las que concluyen las discusiones son en muchas ocasiones insatisfactorias. Aunque en alguna ocasión parece que llevamos la voz cantante e imponemos nuestra particular visión de la jugada, no son pocas las veces en que quedamos con cierto atisbo de frustración. Tenía o menos voz o menos educación. Puede que más de una vez la razón haya tenido que inclinar la cabeza ante la fuerza o la manipulación.

Me da la sensación de que esta lógica, tan frecuente en nuestros comportamientos, se basa en que nuestros procesos relacionales, incluso los más íntimos, tendemos a plantearlos desde nuestra razón, nuestra legitimidad o nuestras fortalezas. ¿Cuáles son inevitablemente las consecuencias? Pes, el choque entre legitimidades con dos posibles resultados: La victoria de una de las partes y, por consiguiente la derrtota de la otra, o el empate infinito. Parece bastante claro que de una victoria no compartida o de un escenario frustrante es difícil que pueda derivarse satisfacción y concordia.

Los debates, encuentros, negociaciones planteados como un contraste de legitimidades es difícil que concluyan bien porque los contendientes tienden a acumular fuerzas con lo que la tensión aumenta y las opciones de acuerdo disminuyen. Es posible que la victoria se incline en una de las direcciones, pero no es difícil que se convierta en una victoria pírrica, porque no habrá convencido sino ganado a corto plazo.

Cuando el objetivo es el acuerdo, la vertebración, la sensación de victoria compartida, ya sea en el grupo, la política o la pareja, es más inteligente partir de las necesidades e insuficiencias(alguien las denominaría debilidades) que de las fortalezas yde las legitimidades. Legtimidades y verdades no coincidentes invitan a la confrontación; la puesta en la balanza de oportunidades y complementariedades conducen más eficientemente al acuerdo. Y en el acuerdo reside el éxito. Reconocer que la verdad del otro, aunque no coincida con la mía, es tan merecedora de respeto como si la hubiera parido yo es indispensable para construir algo que se aproxime a la armonía. Josu Jon Imaz lo expresó con clarividencia cuando propuso como marco de la negociación aquello de NO IMPONER NO IMPEDIR.

martes, 3 de marzo de 2009

De la importancia del ocio hoy en día

De la importancia del ocio hoy en día

Reflexionando en torno al ocio reconozco que la visión del ocio como un proceso de desarrollo de la persona, es más, su calificación como un derecho, reconocido como tal en los artículos 24 y 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, no me ha sorprendido. Es verdad que la idea de ocio, mi idea de ocio, es algo no totalmente racionalizado y estructurado en mi mente al día de hoy. No obstante, sí intuía alguno de los atributos que en este momento empiezo a percibir con mayor claridad.

Si es un atributo de la persona e incluso, como afirma Pieper, J. en El ocio y la vida intelectual (citado en Cuenca, 2003), es un estado del alma, parece razonable que tenga un tratamiento apropiado, primero en su reconocimiento como una competencia, y en segundo lugar que pueda encontrar acomodo en los modelos de educación de las personas.

De todas formas, tengo que reconocer que me resulta muy difícil separarlo totalmente del balance trabajo/disponibilidad de tiempo libre, en el bien entendido que, al menos al día de hoy, entiendo como trabajo toda actividad encaminada a un resultado concreto. En este sentido, el tiempo que tuve que invertir en superar una carrera universitaria hizo disminuir de forma sustancial mi tiempo libre, a diferencia de algunos de mis amigos que habían tomado otra opción.

Es evidente que tomar una opción universitaria abre espacios al conocimiento y, en consecuencia abre oportunidades, tanto para el ejercicio y desarrollo intelectuales como para identificación de contenidos y actividades susceptibles de enriquecimiento en la perspectiva actual del ocio. Sin embargo, tengo bastantes dudas sobre si:

Menos tiempo libre disponible cualificado por un potencial mayor nivel de goce es equiparable, en términos emocionales, a más tiempo disponible con un tipo de goce menos cualificado.

Esta es una cuestión que me gustaría clarificar a lo largo del curso.

Tengo pocas dudas en admitir la transformación del concepto del ocio propio de la sociedad industrial en la que nos hemos desarrollado evolucionando hacia una dimensión mucho más trascendente relacionada con los valores y que ya intuían pensadores como Aristóteles, Lafargue, Russell y Marcuse.

Tampoco tengo ninguna duda en este momento sobre la creciente incidencia social e impacto económico del ocio en las sociedades desarrolladas. Y aquí surge, desde mi punto de vista una de las condiciones básicas para la paulatina transformación del ocio como algo banal o, incluso pernicioso, a un atributo de la persona y de la sociedad: un nivel económico de carácter general aceptable que permite invertir menos esfuerzos en la supervivencia.

Es casi seguro que hay más condiciones en la medida que el juego y el placer social se remontan a épocas pretéritas o se dan en otras civilizaciones, presuntamente más atrasadas, con menos conocimientos tal vez, pero con más tiempo personal y social para el disfrute y, probablemente con menos tensiones y estrés.

Y esta es otra de las cuestiones que me preocupan bastante. Las circunstancias personales y sociales que puedan dificultar o ser invalidantes para afrontar el ocio desde un desarrollo personal placentero.

No cabe duda de que el ocio desde la perspectiva del consumo es una de las mayores, si no la mayor fuente de negocio existente. Nunca en la historia de las familias y de las sociedades el peso económico-presupuestario ligado al ocio-cultura había tenido tal dimensión como ahora. Templos del ocio como los estadios deportivos, museos, exposiciones, etc. tienen el rango de auténticas infraestructuras básicas; por otro lado ocio y muchas manifestaciones culturales han dejado de ser elementos superfluos en las familias.

Pero en que ocio y cultura representan, así mismo, una vía para el orgullo personal y social. La cultura como expresión de identidad social y orgullo es un fenómeno nuevo con un efecto multiplicador tremendo. Eso sí todavía queda bastante trecho entre la importancia simbólica y económica de cultura y ocio y la concepción y comprensión social y personal de estas variables.
Por tanto, nada que objetar a “la importancia del ocio en la actualidad”

lunes, 23 de febrero de 2009

Paseo REM

Como tantos y tantos domingos, a eso de las once y cuarto de la mañana, calzo mis zapatillas de andar y, esta vez solo, me dispongo a recorrer las orillas de la Ría. El caminar ligero y el frescor del ambiente me sumergen rápidamente en un mundo de fantasías y pensamientos, solo interrumpido de vez en cuando por los gritos de ánimo de un patrón-entrenador a los remeros de una trainerilla que pasa veloz por mi costado, o porque mi vista queda detenida en alguna de las curvas infinitas del Guggenheim y, un poco más adelante, en las expresiones aceradas de los bloques de Isozaki. Docenas y docenas de personas discurren a mi alrededor pero apenas reparo en ninguna de ellas. Mis pensamientos reclaman su espacio vital.

Imágenes y elucubraciones se desbocan casi sin freno en una sinfonía de sensaciones y sutilezas mentales. Al compás de un rápido caminar la imaginación dibuja una especie de pantalla en cinemascope sobre la que se proyectan ideas, vivencias, conjeturas, presagios, que observo como un espectador interesado y activo, participando en un debate lúcido, sugerente y vivo.

Devoro metros y kilómetros enfrascado en mis propias alegorías que se van deshilachando y perdiendo intensidad conforme la caminata va llegando a su fin. Recupero las sensaciones de la vida normal, observo a las gentes de mi entorno y, con paso firme, me dirijo a la panadería y al kiosko de periódicos, completando recorrido y cometido.

Unas horas después, repasando algunas de las sensaciones vividas me quedo con varias cosas. Una, que este tipo de paseos constituyen un auténtico refugio y acicate para mi yo más reflexivo. Es un ejercicio de higiene mental y de alivio de la cacerola a presión de las emociones. Aunque con mucho mayor control del consciente mis paseos no dejan de tener alguna similitus con el sueño paradójico REM que, de forma en este último caso no controlada, alivia las tensiones de la mente cada día.

Además, descubro en cada recorrido de ensueño fórmulas y mecanismos que orientan unas veces mi comprensión de determinadas cuestiones; otras veces enfocan y me proporcionan criterio para abordar y afrontar problemáticas y angustias vitales. Hace tiempo que he abandonado la idea de hacer mis recorridos con el típico mp3, porque no estoy dispuesto a renunciar a este mi pequeño espacio de encuentro conmigo mismo y, en alguna medida, con los demás.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Inauguración

Aunque abrí el blog la semana pasada no me he decidido hasta hoy incorporar algún comentario. En primer lugar no estoy familiarizado con este tipo de canal de comunicación. Pero, probablemente, me retiene mucho más el hecho de ser una ventana abierta y, la verdad, me da un cierto pudor.




Estoy pensando en incorporar temáticas relacionadas con determinadas asignaturas ligadas al Programa de Graduado Universitario en Cultura y Solidaridad, de manera que pueda utilizar esta plataforma como un resquicio a la reflexión organizada y ordenada.




Me gustaría tener la suficiente disciplina como para utilizarla con la frecuencia y constancia debidas.